Nos hemos cubierto con
tales prejuicios, ideas infiltradas y pseudo-filosofías, que nos
hemos impedido ver la verdad desnuda. Osho.
Somos
seres humanos creadores y creativos por Naturaleza. Es una verdad
sencilla y olvidada. Nuestra capacidad de innovación es ilimitada.
Sin embargo, nos hemos ido creyendo otras cosas, desde que somos
todo lo contrario a que somos eso a medias. La amnesia individual y
social promueve la creación de una identidad yoica, que
se va constituyendo desde una falsa realidad o una realidad a medias,
separándose de nuestra auténtica esencia. Este poco yo
se alimenta de obstáculos, miedos y cualidades distorsionadas.
Vivimos
en una línea de tensión, entre dónde estamos y dónde queremos
estar, condicionados por la experiencia y la esperanza. La disolución
ante tal estrés y frustración no está en ningún otro lugar que
no sea donde ya estamos. Ese espacio está aquí, dentro y ahora. Es
donde habitamos, vayamos donde vayamos. A medida que se despeja este
espacio vamos re-conectando con nuestra identidad esencial
y se la vamos presentando a esa identidad yoica
para que se ajuste a la verdad y crezca.
Si queremos que suceda algo
distinto en nuestras vidas, hemos de dar un primer paso diferente y
romper el engaño que nos atrapa en la inercia habitual. Salir de
esta falsa zona de confort en la que estamos atrapados, por comodidad
o miedo, es un empuje inevitable. Lo nuevo no surge del más de lo
mismo.
¿Qué
quiero distinto?
¿Desde
dónde lo estoy pidiendo?
La verdadera libertad es la
transformación interior que ya es posible aquí, hoy, ahora. Ese
potencial está latente en cada instante. No supimos cómo permanecer
en nuestra auténtica esencia y mientras tanto hacemos el camino de
darnos cuenta qué nos aleja. El dónde queremos estar, la felicidad
anhelada y la verdadera libertad son cuestiones del ahora. La
transformación es un proceso para ponernos en línea y sintonía con
la esencia y nuestro propósito vital.
¿Qué
soy?
¿Para
qué estoy aquí?
Tenemos
60 mil pensamientos al día y suelen ser los mismos del día
anterior. Así se crea la
personalidad y el hábito.
Revisar estos pensamientos con sinceridad abre camino a lo nuevo. En
general, solemos estar desajustados entre lo que pensamos, sentimos,
decimos y hacemos. Esta es la pequeña realidad que vivimos y creamos
cada día. Enfrentarnos a nuestra identidad yoica
y aproximar nuestro pensar, sentir, decir y hacer permite que la
esencia se revele.
¿Qué
pensamientos estoy teniendo últimamente?
¿Quiero
seguir pensando de la misma forma?
¿Hago
lo que pienso y siento?
En primer lugar observamos
todo este enredo, en segundo lugar nos vamos dando cuenta y en tercer
lugar vamos ensayando una nueva forma de ser más en consonancia con
la esencia natural que ya somos.
Hacernos
estas preguntas diariamente y actuar en consecuencia hace que las
partes; pensar, sentir, actuar y esencia, se vayan encontrando en
armonía. No basta con sentir la paz, hay que demostrarlo. Así
madura la identidad yoica
y se ajusta a la identidad esencial.
Este desarrollo es fuente de bienestar y plenitud en si mismo.
Junto
con los pensamientos, las dependencias emocionales nos alejan del
sentir verdadero. Aferrarnos a que una relación funcione cuando el
espejo se ha roto es alejarnos de nuestra esencia y alimentar las
carencias de ese poco yo.
Ese espejo no se va a recomponer. Desapegarnos de los vínculos
caducos es un acto consciente que requiere de un gran compromiso.
Soltar lo que ya no funciona, lo que ya está acabado, abre en canal.
Confundir placer, como evitación del dolor, con amor nos deja en la
eterna inmadurez y dependencia. El verdadero amor se da cuando se
transmuta la comodidad por compromiso, el miedo por confianza y la
ira por libertad. El mayor placer es el que emana de un corazón
maduro y libre.
¿Para
qué insisto en algo que no fluye?
¿Qué
carencias no estoy queriendo atender?
Nadamos contracorriente cada
vez que no escuchamos la verdad interior. Tantos procesos, largos
procesos! Tantos aprendizajes! El puente entre la razón y el corazón
es a veces movedizo. Se asienta al pedir señales que confirman en el
entorno lo que se intuye dentro. Hay un momento en que uno tiene que
decir:
Basta!
Ya es suficiente!
La propia vida nos muestra
cada día que lo único que permanece es el cambio. Un movimiento que
fluye inagotablemente como pulso creador. Cada día se están dando
las oportunidades para recordar y permanecer en la olvidada esencia.
Nuestros talentos naturales y anhelos profundos, que conectan con el
sentido de estar vivo, son el motor de disolución de los límites
que nos hemos puesto en el camino. La fuerza vital y la consciencia
están presentes ilimitadamente.
Comprometernos con nuestra
esencia conlleva decisiones y a través de las mismas ejercemos la
libertad de elegir acordes a nuestra coherencia. Es la vía para
expandir una auténtica armonía en nuestro mundo. Para cambiar una
cultura, cada individuo ha de experimentar este viaje interno. Paso a
paso, llevando a la acción esta verdad para que se materialice y
resuene. Así vamos creando una nueva realidad personal y un nuevo
rumbo hacia una nueva realidad colectiva.
Busca
tiempo este verano para soltar a ese poco yo
y recibir a tu identidad esencial. Crea
la realidad que ya está pulsando en tu interior.
1.- Obsérvate en solitario
y en relación con los demás. Date cuenta.
2.-
Siéntate en quietud y silencio. Sintoniza. Atraviesa tu identidad
yoica.
3.- Inspírate. Construye un
puente para atravesar.
4.- Libérate de los
patrones repetitivos.
5.- Diferencia la intuición
de la especulación. Presta atención a las señales de la vida.
6.- Transmuta la experiencia
pasada y la esperanza del futuro en sabiduría interna.
7.-
Actúa en sintonía con tu identidad esencial. Haz
y di lo que sientes y piensas.
8.-
Crea una identidad yoica renovada.
Sé el cambio que quieres ver en el mundo.